Así las cosas


Contemplándola con un pavor maravillado, comprendió hasta qué punto lo inolvidable de las cosas, o de ese complejo articulado de hechos, personas, cosas, lugar y tiempo que llamamos momento, es mucho menos una propiedad de las cosas, mucho menos un efecto del modo en que las cosas nos alcanzan, penetran en nosotros y nos afectan, que el resultado de una voluntad de preservación, un deseo que ya entonces, en el instante mismo en que se formula, se sabe amenazado por el fracaso. Decimos que algo será inolvidable no sólo para reforzar, convirtiéndola ya un poco en pasado, la intensidad con la que lo experimentamos ahora, en el presente, sino sobre todo para protegerla, custodiarla con todo el celo y el cuidado que consideramos necesario, de modo de garantizar que dentro de un tiempo, cuando ni el mundo ni nosotros seamos los mismos, esa porción de experiencia siga estando allí, esperándonos, demostrándonos que hay al menos una cosa que pudo resistir a todo.


Alan Pauls, El Pasado

2003.


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