Cinco motivos



Cinco motivos para leer Desgracia, de J.M. Coetzee.



1. Es sobrio, pulcro, limpio, parejo y contundente. Y así, sin sobresaltos, te deja sin aliento.

2. Convence de que algo tan trivial como echar cadáveres de perro a la caja de una camioneta puede tener una belleza mágica y rara.

3. Las primeras treinta o cuarenta páginas son desconcertantes. Las siguientes cien son desoladoras. El resto, tristes. Pero con mucha más onda que Sabato.

4. Muestra que los profesores universitarios de otros países tercermundistas pueden ser mucho más interesantes que los de acá, no porque sean muy distintos, sino porque nunca habla de paritarias, conflictos gremiales, concursos arreglados o concejos académicos.

5. David Lurie, el protagonista, nunca podría ser interpretado, en una eventual adaptación al cine, por ninguna de las opciones más esperables: ni Richard Gere, ni Michael Douglas ni Harrison Ford. Lurie es un triste a un nivel casi imperceptible.


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