Cinco motivos



Cinco motivos para escuchar The Köln Concert, de Keith Jarrett.


por Agustín Barovero, recomendador invitado.



1. The Köln Concert es un concierto improvisado en piano solo (también, el disco solista de jazz y solista para piano más vendido) por Keith Jarrett. Sucedió verdaderamente un 24 de Enero de 1975 en Colonia. Anécdotas al margen (que van desde que el piano no era el que el músico había pedido, que las cuatro -¿o cinco?- primeras notas son una cita de las campanas que suenan cerca de la Opera House, que antes del inicio del concierto Jarrett no había dormido en dos días, hasta la decisión de último momento de poner los micrófonos en el no muy estimado piano y grabar), es una obra impecable, donde lo improvisado, antes que imponer cierto aire de borrador, se torna en el elemento (tiempo, irrevocable) que guía ciegamente a quien es creador e intérprete hacia algo que se intenta decir, que intenta salir, antes que pensarse.

2. La repetición es espera y variación. La marca del jazz en el concierto lo hace imposible de etiquetar bajo un género; alguno aventuraría a decir que es una suerte de variante de Third Stream, empleando piano solo, donde la composición oscila entre la pieza armónicamente compleja y el fraseo sobre una base más simple, que se desarrolla y decanta en otra cosa. Para el oído nacido en el rock (y no, digamos, escuchando Mozart o Charlie Parker), la melodía (la por momentos sinuosa y diversa melodía) alcanza tonos épicos, dulcísimos y abrumadores sin ser un barullo eterno, irretenible e incomprensible de contrapuntos simultaneos (confusión que se crea muchas veces, por ejemplo, en la cabeza de quien escribe cuando trata de escuchar música clásica).

3. Su escucha reactualiza esa idea vanguardista de work in progress: uno está ahí y le sucede lo mismo que a Jarrett. Nadie le sopla, nadie le dice o dijo antes 'hacé esto o lo otro', no tiene notas ni límite ni idea de qué va a hacer antes ni durante el concierto. Quien escucha Köln está en el lugar del compositor, donde la obra está todavía abierta a suceder y sólo está como fijo lo pasado. Los dos cuerpos (I y II) y el encore sugieren la idea de música como acto, sucediendo. No hay escritura premeditada, sino la sucesión de notas que el hombre lleva adelante de su sola mano y oído. Y las lagunas (esos mares donde el concierto parece respirar lento) son momentos en que se prepara y espera la liberación, el instante en que lo sublime (ese it que le toma meses de descanso y abstinencia –de tocar- hacer aflorar en conciertos) se da a luz (y se oye la repercusión física de ese parto).

4. Podés pavonearte diciendo que escuchás piezas instrumentales improvisadas de más de 15, 20 minutos de duración, de un pianista maniático, hosco y elitista, que gruñe y se retuerce sobre su instrumento, sabiendo que detrás de esas tapas que poco dicen se esconde un universo íntimo de delicadeza, inspiración y violencia.

5. El quinto motivo no es un motivo, sino una amistosa orden: buscar un lugar aislado, donde no moleste el ruido del mundo, olvidar todos los motivos esbozados acá y escucharlo.




1 comentario:

Guillermo dijo...

Mi motivo para escuchar esa maravilla fue la secuencia de "Caro Diario" (La película de Moretti) en que se muestra el lugar en que mataron a Pasolini. La música de fondo es justamente el Koln Concert, y fue la primera vez que lo escuché.