Apurá el tenedor. Sus tres cúspides
despacio, en la carne, penetran
el indicio de la cena. Yo no quiero
que tu boca me hable de las nubes
de tu boca, ni que tus pies
dibujen debajo de la mesa
una zona, para tus pies.
Respirá, entre tono
y tono, cuando me estás diciendo
nada. Abrí la boca – grande-
para que me pueda perder
en tus dientes.
por Facundo Giménez
4 comentarios:
Este poema es una animalada... en serio la rompe mucho. Les recomiendo a los lectores de este blog amigo que lo escuchen leido el viernes a las 10 en La terraza. Realmente, leido en voz alta, es de lo mejor que se ha producido por estos lares...
un abrazo a todos
L.
cheee! gracias! por lo visto, seguirá siendo un poema mudo.
Doy constancia de haber expresado mi admiración por esta pieza al autor mismo cara a cara.
Ahora comenten, mierdas.
Este poema lo siento esencialmente noche. Mucho me gusta. Muy actual en el decir, y con ese narrador que gravemente se pierde en toda ella.Mucho me gustó. Es de lisa poesía la manera de entrar los primeros versos. Te invitan seduciéndote,tan esencial seducción lograda sólo en los tres primeros. Son precisas fotos (tomas) entrelazadas para decir. Mi aplauso y lecturas en voz alta para este poema... y estoy leyendo más de lo tuyo... Amaranta
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