Cinco motivos


Cinco motivos para ver Otto; or, up with dead people, de Bruce Labruce


por Esteban Prado, corresponsal repatriado.



1. Si alguien alguna vez pensó que CocoRosie era una banda perfecta para el terror, acá hay un buen ejemplo de cómo molestar sólo con la música.

2. En la película está Medea, una directora de cine que quiere filmar una película de zombies porno política y tiene una novia, muy a lo Familia Adams, llamada Hella, sufrida lesbiana que pertenece al cine mudo. Los cruces entre la película de Labruce y la de Medea son permanentes. Pero más que para pertenecer al cansador juego de cajas chinas que ya es más conservador que otra cosa, el procedimiento le sirve para reírse, para correrse del centro y poder reír tanto de Medea como de sí mismo.

3. La Relación entre Medea y Hella es maravillosa, se regalan lápidas para los cumpleaños y corretean por los cementerios. Pero lo mejor es que Hella, como dije, pertenece al cine mudo. Eso implica que más de una vez tengamos dos puntos de vista, uno en blanco y negro, y el otro en color. Uno con una actriz que habla sin que se la escuche y actúa con una gestualidad propia de las actrices afectadas de principio de siglo. Y, por supuesto, la placa que traduce lo que dice en letras para que sepamos lo que dice.

4. Otto, el zombie protagonista, el que existe y no los actores del film de Medea, es un incomprendido, todos piensan que es un gótico extremo, nadie le cree que está muerto y termina por irse al Polo Norte, para estar solo, para no pudrirse.

5. Lo mejor es que tenemos zombies con problemas existenciales, con problemas de identidad, zombies gays que participan de orgías infinitas, zombies incomprendidos, zombies actores y hasta zoombies vegetarianos.



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