La tensión colma el foco.
El velador le da a la cocina
un tono inexacto,
romántico, diría alguien.
El devenir de los hechos, habrá de conducir
nuestra voracidad
de la sopa a la carne
(blando el hueco de la cuchara,
duro el filo del tenedor),
y de la carne a la piel, delicada, de las palabras
que vamos a repetir
en la noche del llanto, del miedo,
del orgasmo,
mientras la luz
es lo único que no sufre
vacilaciones.
Facundo Giménez (2009)
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