
Ministerio de misterios
No es fácil llegar. La impresión
es placentera, pero los precios
se disparan cuanto más dentro
uno se meta. Puede probarse
con las cuevas, gratis, pero
el problema es lo que se sueña
aquí: barato, con colores
planos. Todo es pequeño,
los sueños no tienen suficiente
espacio, pero el personal
es amable. Cerrado los lunes.
Criadero de Lucros
Los lucros, seamos francos, casi
ni se ven: en grandes piletas
llenas de musgo, se crían
los que están en la etapa
primera de sus cambios.
Sólo el agitarse nervioso
de las aguas verduzcas, delata
al cardumen. Como de allí
son transportados mediante
la corriente a otro tanque,
tampoco los verá en esa ocasión.
Este nuevo criadero, inmenso,
por cierto no le permitirá
distinguir de la orilla lo que pasa
en el centro. En realidad, usted
sólo verá los lucros ya crecidos,
cuando muerden y matan.
(Y para esto le harán pagar
de nuevo). Un verdadero engaño.
Sórdidos en cautiverio
En el por otra parte anodino
zoológico de Villa Emeteria
existe una maravillosa jaula
de sórdidos, cosa no muy frecuente.
Los sórdidos difícilmente pueden
vivir en cautiverio, más bien
deambulan solitarios, a orillas
de los ríos, asomándose a puentes
como con ganas de matarse.
Por supuesto, no lo hacen. En ellos
eso es tan sólo una forma
de reclamo sexual. Lo cierto
es que es difícil verlos tan de cerca.
Vaya casi a la noche,
que no haya mucha gente.
Zoológico del mar
No, no es un acuario. No
se exhiben animales marinos.
Se exhiben mares. Y algunos,
ciertamente, muy grandes. (Pero
no océanos, por supuesto, qué cree).
Los mares están bien atendidos,
con una pileta dentro de cada fosa
para que se refresquen en verano.
Algunos son un poco huraños,
pida al guardián que los haga
salir, si están escondidos en su
cubil, por una pequeña propina.
Eduardo D'Anna, del libro Zoológicos
2006
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