Cinco motivos


Cinco motivos para escuchar salsa clásica (sobre todo los argentinos que no saben bien de qué se trata).


Por Ramiro Fernández, corresponsal en Quito.



1. Porque en la Argentina casi no se escucha salsa, y cuando se escucha se cree que es un engendro miamense anticastrista creado por el nefasto Emilio "todo lo que produzco lo hago sonar igual de mersa" Estefan e interpretado por la no menos nefasta Gloria Estefan o una ya vieja y decadente Celia Cruz. ¡No muchachos, no muchachas! La salsa es la música mestiza de los inmigrantes latinos en New York, una mezcla de ritmos cubanos, puertorriqueños, colombianos y dominicanos cocinados en los cabarutes de Brooklyn y el Bronx, con algunos toques jazzeros y souleros y con la proa puesta en recuperar el origen africano de la música latina, y en hacer bailar a la gente como desquiciada, claro.

2. Porque gente como Héctor Lavoe (para los neófitos argentos, "El" Cantante en el que se inspiró Blades para escribir la canción que suele cantar Calamaro, himno del propio Lavoe en particular y de la salsa en general, tema que Blades nunca cantó porque siempre lo consideró un regalo para su amigo, ¡snif!), el maravilloso trombonista Willie Colón y el enormísimo cantautor Rubén Blades, incluso la más joven cantante Celia Cruz, dueña en los años 70 de una voz tumba-paredes, es gente grande en cualquier género. Conozco pocas canciones tan bien hechas y tan geniales desde lo musical y lo poético como Pedro Navaja, y una orquesta con tanta potencia y swing como el seleccionado latino "La Fania All Stars" (megacombo dirigido por un monstruo musical y animal escénico llamado Johnny Pacheco, e integrado por los propios Willie Colón, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Celia Cruz y el guitarrista Carlos Santana, entre otras bestias, generalmente virtuosísimos percusionistas rebosantes de swing, de aproximadamente mil o dos mil manos cada uno).

3. Porque cuando al dúo Lavoe-Colón se le daba por interpretar boleros, los hacía como a mí me gustan: bien densos, pastosos, podridos, desesperados, como venidos del peor de los infiernos cabareteros (escuchar Un amor de la calle, particularmente). Lo anti - Luis Miguel y lo anti-Armando Manzanero. Los arreglos de vientos del gran trombonista, arreglador, director, autor, compositor y, con los años, también cantante Willie Colón eran únicos: ni trompetas, ni saxos, sólo dos y, a veces, tres trombones, siempre bien graves y profundos. Terrible. El concepto de "Wall of Sound" 20 años antes de los mediocres Oasis.

4. Porque es la única música surgida en Estados Unidos cantada en español para toda clase de públicos, principalmente latinos, claro. Piensen que Willie Colón no era hispano parlante, era nieto de puertorriqueños, se dedicó a la música latina y a inventar la salsa como bien pudo dedicarse al jazz (ésa fue su primera elección, de hecho), y sin embargo siempre escribió y cantó sus canciones en español (un español de dudosa sonoridad, cierto). Es más, aprendió español por la salsa. Y mientras que en la década del '80 la única referencia a la cultura latina en Estados Unidos en la televisión y el cine yanqui eran personajes marginales y secundarios dedicados a los delitos menores (muchas veces interpretados por el propio Rubén Blades,¡qué se le va a hacer!), Héctor Lavoe (famoso también por llevar una vida de escándalos, drogas y mujeres que supera ampliamente a las de Keith Richards y Jim Morrison juntos; incluso se intentó suicidar dos veces, tirándose siempre de un edificio, ambas sin éxito, pero quedando cada vez más tullido; finalmente, lo mató el Sida) era capaz de llenar el Madison Square Garden cuantas veces quería. ¡Eso sí que es contracultura!

5. Porque la gente leída que supongo que suele dedicar tiempo de su vida a leer este blog debería considerar la posibilidad de reconciliarse con su cuerpo, aunque sea incapaz de moverlo con un mínimo de gracia (yo soy el primero en la lista de muñecos desarticulados, ¡jua!), y aprender a entregarse al goce del baile, el sudor masivo compartido, el desconche generalizado y otros pequeños grandes placeres de la vida (gracias al Dios en el que no creo, una fiesta salsera no tiene absolutamente nada que ver con el espíritu careta y semi-autista de boliches tipo Sobremonte, Chocolate o Gap, no se alarmen). ¡Salud!



1 comentario:

Facundo Giménez dijo...

buenos motivos, Rama! ya extrañabamos tus intervenciones. De vez en cuando hay que avisarle al cuerpo que se mueva.