-Creo que hay que cambiar la mano de las recetas para el éxito o el triunfo… Habría que escribir un libro útil, al alcance de todos, de instrucciones para la derrota. Eso… Porque yo no le puedo enseñar a nadie a ganar al ajedrez ni a nada. Tendría que ser una especie de recetario del perdedor vocacional. Porque hoy, ¿a quién le vas a enseñar a ganar?
Y ya no hablaba de ajedrez, de truco, de gallo o de cómo pasar de cadete a jefe de sección sin escalas. Hablaba de otra cosa:
-Hay que enseñar a perder, viejo: con altura, con elegancia, con convicción. Hay que escribir un Dale Carnegie al revés: “Cómo perder seguro” o “Derrótese usted mismo en los momentos libres”, algo así… Y sería un éxito porque le hablaría a la gente de lo que conoce. Eso necesitamos: un manual de perdedores.
Y se tomó un mate frío, olvidado sobre la mesa, como si con eso subrayara algo de lo dicho, una verdad berreta pero suya.
Juan Sasturain, Manual de perdedores
1 comentario:
es, levemente, triste identificarse con un texto (siempre, peor en ciertos casos: K.).
este es el ejmplo.
buen libro, sólo que un poco largo.
divertido el paralelo con el Quijote.
creo que toda la literatura es policial y fantástico. y no hay más-
j.
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